Estas pequeñas setas son muy valiosas en las dietas china y japonesa por su suavidad en la cocina, y también se han usado en la medicina tradicional como tónico para combatir la enfermedad hepática, el colesterol, los trastornos digestivos, la presión sanguínea y el cáncer.
El bajo aporte calórico de esta seta (con tan solo 44 Kcal por cada 100 gramos) junto con su forma alargada hace que se use como sustituto de la pasta o como un elemento importante en platos vegetarianos y en dietas bajas en calorías.
Por otra parte, son ricos en vitamina D, fibra, vitaminas del grupo B, y minerales esenciales como hierro, potasio y fósforo. También son ricas en antioxidantes, destacando fundamentalmente por su alto contenido en ergotioneina, que ayudan a prevenir o retrasar daños celulares provocados por los radicales libres o los rayos UV. También destacan estas setas, como muchas otras, por su alto contenido en beta-glucanos, capaces de regular y fortalecer nuestro sistema inmune.